El sistema educativo no es el mismo que hace 20 años, y, por lo tanto, el proceso enseñanza-aprendizaje no puede ser inalterable. Como todos nosotros, la educación en el aula ha ido evolucionando con el paso del tiempo, transformando el sistema de aprendizaje basado en la memorización a uno basado en las competencias.
En este contexto, para que el alumno aplique de manera correcta cada una de las competencias adquiridas en su día a día, surge la necesidad de la neuroeducación.
Aunque parezca una obviedad, es necesario recalcar que no todos los niños son iguales. Por ejemplo, es posible que dos alumnos de una misma clase de seis años, uno, sepa leer y el otro no. Este hecho no quiere decir que el segundo sea más torpe, simplemente que no está lo suficiente motivado para adquirir nuevos conocimientos.
Pero, ¿cómo se logra despertar la curiosidad del alumno? ¿Cómo adaptar el proceso de aprendizaje al nivel intelectual del aula? ¿Cómo puede incentivar el docente la participación? Las respuestas, las podemos encontrar en la neuroeducación que proporciona las herramientas necesarias al docente para entender cómo funciona el cerebro de los niños y niñas.
Por ejemplo, gracias a la neuroeducación, se sabe que cada 15 minutos es recomendable incluir una anécdota, lanzar una pregunta o dar un toque de humor al discurso de la enseñanza. La explicación no es otra que se ha demostrado que la atención sostenida en niños a los 15 minutos pierde efectividad. Por ello, se recomienda al docente diseñar los contenidos en bloques de unos 20 minutos y después incluir actividades relacionadas con la materia para potenciar la memorización.
Seguramente, llegados a este punto, os estaréis preguntando qué es la neuroeducación, qué beneficios tiene y cómo se puede aplicar en el aula. Pues bien, para salir de dudas, continúa leyendo.
¿Qué es neuroeducación?
Cuando hablamos de neuroeducación, hablamos de la disciplina que trata de estudiar el desarrollo del cerebro humano, su respuesta a los estímulos y emociones, y cómo adquiere conocimientos en un proceso de enseñanza-aprendizaje.
La neuroeducación promueve la integración de las ciencias en la educación. Ya lo dice Francisco Mora, doctor en Neurociencia y Medicina: “intentar enseñar sin conocer cómo funciona el cerebro será algo así como intentar diseñar un guante sin nunca antes haber visto una mano”.
¿Qué beneficios tiene para los alumnos trabajar la neuroeducación?
Cada vez más centros educativos se interesan por aplicar la neuroeducación en el aula debido a los múltiples beneficios que se observan, entre los que podemos destacar:
Potencia la memorización, y en consecuencia la adquisición de nuevos conocimientos. Por ejemplo, hoy en día sabemos que enseñar el abecedario creando rimas o con música ayuda a mantener la atención del alumnado. Por ello, podemos afirmar que la neuroeducación en el aula de infantil permite adaptar las unidades didácticas para potenciar la atención.
Ayuda a prevenir los problemas en el proceso de aprendizaje. Al conocer el funcionamiento del cerebro, la neuroeducación permite al docente reconocer cuándo un alumno tiene dificultades para asimilar nuevos conceptos.
Incentiva la participación. Gracias a la neuroeducación podemos afirmar que crear un ambiente distendido basado en el respeto y tolerancia, es clave para que el alumno esté más ilusionado por el aprendizaje, potenciando su comunicación tanto con los compañeros como con el profesorado.
Ayuda a gestionar las emociones favoreciendo el desarrollo de la inteligencia emocional, ya que permite analizar cómo el alumno procesa la información y qué reacción tiene.
¿A qué edad se puede comenzar a trabajar?
En primer lugar, se debe considerar que cada etapa educativa es diferente, es decir, lo que motiva a un alumno de 4 años no es lo mismo que a uno de 8, ya que cada etapa conlleva un proceso de maduración.
Ahora bien, la neuroeducación se puede aplicar desde el aula de infantil, puesto que existen mecanismos como las manualidades, la musicoterapia o la gamificación que ayudan al niño o niña a desarrollar la curiosidad, la motivación, su sistema motriz y a gestionar sus emociones.
Factores que intervienen en la neuroeducación en los alumnos
Para aplicar de manera correcta la neuroeducación en el aula, el docente deberá tener en cuenta diversos factores.
Plasticidad cerebral y neurogénesis. El cerebro posee una capacidad de adaptación admirable. Diseñar unidades didácticas que combinen teoría con práctica es esencial para potenciar la memorización.
Las emociones. Aprender sin emociones es prácticamente imposible. En general, recordamos aquello que nos ha producido algún tipo de emoción, ya sea alegría, ira, tristeza, etc. El docente deberá incentivar que el alumno exprese sus emociones para que aprenda a gestionarlas.
Genética y experiencia. Diversos estudios afirman que la genética y la experiencia nos influyen a la hora de desarrollar ciertas habilidades. En consecuencia, aplicar la neuroeducación en el aula es clave para entrenar el razonamiento, identificar problemas de aprendizaje y consolidar conocimientos.
Las neuronas espejo. Son aquellas células cerebrales que se activan a la hora de realizar una acción y también cuando se observa a otra persona hacerla. Además, también se activan con las emociones, por lo que son la base de la empatía. En este aspecto, crear juegos de roles relacionados con la materia en cuestión, suele ser una buena alternativa para aprender a identificar las emociones o adquirir nuevos conocimientos.
La dislexia y los trastornos de aprendizaje. Conocer cómo funciona el cerebro permite diseñar unidades didácticas especiales y adaptar el proceso de aprendizaje.
En conclusión, podemos señalar que los avances en neuroeducación han permitido al docente adaptar las unidades didácticas a los diferentes alumnos con el fin de potenciar el desarrollo de sus capacidades.
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