Conocer las emociones e identificar su intensidad
Para trabajar las emociones en educación infantil, el docente debe dejar que los niños expresen sus sentimientos, para que aprendan a definirlos con las palabras adecuadas
Pensar en positivo
La educación emocional proporciona las herramientas adecuadas para que el alumno identifique las cualidades de los demás y que aprendan a relacionarse con sus compañeros, mejorando la capacidad de reflexión del alumno. Así, el alumno aprenderá a ver el mundo con los ojos del que ve el vaso medio lleno.
Encontrar momentos de calma
Incentiva a que el alumno reflexione sobre sus emociones y encuentre la calma, mejorará su equilibrio emocional. Crear un entorno en el aula que invite a pararse a pensar resulta imprescindible.
Frustración fuera
Si el alumno aprende a gestionar sus emociones, le será más fácil superar las adversidades y disminuirá sus niveles de estrés. Es decir, se potencia el pensamiento eficaz, analizando las diferentes alternativas y tomando la decisión más acertada, dejando la frustración a un lado. Aprender a controlar la frustración ayuda al alumno a afrontar sus problemas y a superar sus retos.
Regular y controlar las emociones
La educación emocional infantil ayuda al alumno a conocerse mejor y a expresarse adecuadamente. Una de las técnicas más usadas para que el alumno aprenda a regular y controlar sus emociones es la técnica del semáforo. Esta técnica enseña al alumno a identificar y a gestionar sus emociones negativas mediante los colores: el color rojo significa pararse a pensar y evitar que se pierda el control; el color amarillo supone reflexionar para superar esa emoción negativa; el verde significa encontrar la solución sin herir a los que nos rodean.